martes, 5 de junio de 2012

Belleza fragmentaria

Reuters


Cuando Jack conoció a Rose a bordo del Titanic, guardaba en su carpeta dibujos de una prostituta manca que posó desnuda para él y a Rose le entraron ganas de que la dibujara con un colgante puesto. ¿Fue real? No lo sé, pero no puedo dejar de admirar a cualquiera que comparte su cuerpo "incompleto", imperfecto a ojos de una sociedad enferma que juzga al cuerpo, a la naturaleza, que le ha permitido ser como es. 

Maya Nakanishi es atleta y es real, tan real que su cuerpo lo completa una pierna ortopédica. Nadie está completo y hay ausencias que embellecen, ¿tanto cuesta verlo? Maya necesita dinero para competir en los Juegos Paralímpicos, vive en un coche, en Japón, y sus escasos recursos y la falta de patrocinadores la han llevado a posar desnuda para financiar su viaje a Londres. Tiene un sueño y lucha por él, ¿de verdad necesita dos piernas? 

 

He leído la noticia esta mañana y he sentido vergüenza ajena. La acusan de humillarse y de humillar a sus compañeros de selección por mostrar su discapacidad. He visto sus fotos y he pensado que yo, con mis dos piernas, ya quisiera tener su cuerpo y posar como ella. No sólo me he acordado de Titanic, también de una reflexión que hizo J. M. Coetzee en "Hombre lento" y que a menudo da vueltas por mi cabeza: 

"A pesar de no tener brazos, la Venus de Milo es considerada un ideal de belleza femenina. Al principio tenía brazos, según la historia, luego se le rompieron; su pérdida tan sólo hace su belleza más conmovedora. Y, sin embargo, si mañana se descubriera que la Venus fue esculpida a partir de una modelo amputada, la retirarían de inmediato a un sótano. ¿Por qué? ¿Por qué se puede admirar la imagen fragmentaria de una mujer pero no la imagen de una mujer fragmentaria?".

Admiro a esta chica y, como mujer heterosexual y aficionada a la fotografía hecha con buen gusto, ella me parece tan preciosa como sus fotos. 




***


(A propósito de...)

"Desnudo ante la cámara"

Desde ensayos para pinturas, hasta estudios anatómicos, sin olvidar el erotismo, el desnudo en fotografía ha respondido tanto a cuestiones estéticas como prácticas. Autores como Gyula Halász (fotógrafo nocturno conocido como Brassaï) o  Diane Arbus han perseguido la representación del cuerpo, obsesión humana desde que somos conscientes de que ocupamos un espacio determinado. Del trabajo de estos y otros autores, el Metropolitan de Nueva York ha hecho acopio en una exposición que se puede visitar hasta el 9 de septiembre. "Desnudo ante la cámara" recoge la historia del desnudo en la fotografía desde el siglo XIX hasta los años 70 del siglo pasado. La fotografía etnográfica también está atestiguada en esta muestra. Las fotos que el antropólogo Paul Wirz tomó en Indonesia entre 1910 y 1920 y las del estudio del fotógrafo escocés George Washington Wilson con mujeres zulúes como protagonistas, combinan el exotismo antropológico de finales del XIX y principios del XX con la sensualidad femenina. 


"Standing female nude" (Autor desconocido)

Publicado en Tres Dioptrías

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