jueves, 15 de septiembre de 2011

La prisa y la calma


La foto la hizo Marina Varó


La lluvia ya olía a sequedad
y los charcos volvían a estar vacíos.
Canté mi envidia hacia los gatos
por su casi inmortalidad.

Empecé a caminar
con la prisa de las cuestas hacia abajo,
y pensé que
la inmediatez está sobrevalorada,
que el tiempo no necesita ir más deprisa
y que el impaciente también espera:
a muy corto plazo y
con inmediata perspectiva.

Aun así,
aquel día quise llegar
cuanto antes a la esquina,
doblarla y descubir que
había llegado antes que yo.

La cuesta murió.
Abandoné la costumbre de
caminar mirando al suelo.
Allí no había nada tan vivo
o más
que otro de esos malditos gatos.

Volví al parque, me tiré al suelo
y esperé como lo hacen
los que están cansados
de esperar tumbados,
pero saben que lo fácil ocurre.

Los años nos vuelven básicos
y lo difícil es para los que todavía
creen que...



No pensaba hacerlo y ya van dos: al final estoy subiendo poemas al blog, no sin cierta reticencia. Me gustaría ir explicando de qué tratan, pero, uno: no tengo ni idea de poesía; y dos: no pienso cuando escribo. La foto es pura casualidad y el texto un desvelo reciente. Buscarle una intención a esta amalgama surgida casi del azar sería pedante y falso. Así que poco puedo decir además de que la lluvia no puede oler a sequedad y los charcos no pueden estar vacíos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...