miércoles, 15 de abril de 2009

Feo y con un país en decadencia


La imagen de la izquierda es una clara plasmación de lo que se conoce como belleza integral, con la que os quiero deleitar. Ayer, por puro aburrimiento, hablaba con dos amigos de Carlos II. Concretamente de su impotencia. Es algo habitual: entras en un bar con mesas forradas en tebeo y terminas hablando de los gatillazos de un rey que lleva más de 300 años muerto. 

Y casualmente hoy, en uno de esos días en peligro de extinción en los que leo un periódico de papel, me llama la atención un titular: "La endogamia mató a los Austrias". No os voy a hablar de los super poderes y artes adivinatorias de los que carezco (es pura casualidad), sino de un estudio genético que ha revelado que el coeficiente de consanguineidad de Carlos II era tan elevado (24,5%, similar al que podría tener si sus padres fuesen hermanos) que acabó con los Austrias, una sospecha extendida, pero no confirmada hasta ahora. Al parecer, las relaciones entre parientes, incluso de generaciones lejanas, fueron la principal causa de su impotencia, raquitismo y demás problemas de salud. 

Maria Luisa de Orleans (sobrina de Luis XIV) fue su primera esposa. En busca del embarazo, la reina tuvo que conformarse con mantener su virginidad. Los constantes gatillazos de Carlos II no hicieron más que alimentar todo tipo de rumores: la reina es estéril porque monta a caballo, el rey está hechizado, la reina lo ha hechizado... ¡Gabacho el que dude del macho ibérico!¡Ni hablar! 

Tras la temprana muerte de Maria Luisa, Mariana de Neoburgo será la siguiente condenada a no consumar su matrimonio. Esta vez Carlos II está poseído por el demonio. Indudablemente. Era la opción más razonable. Para ellos, claro está, porque yo sigo pensando que fue el espíritu de María Luisa desde el más allá... 

Carlos II murió joven y sin descendencia, poniendo fin a la dinastía de los Austrias. La negación de la impotencia del rey llegó hasta un punto de locura. Cito a Javier Rioyo (La vida golfa: un libro sobre la historia del erotismo en España que merece ser leído. Aviso: la siguiente cita es la parte menos erótica del libro): 

 "Su muerte, un espectáculo macabro, truculento, monstruoso. Su autopsia, que rápidamente la hicieron aquellos esperpénticos médicos, decía que el cadáver no tenía ni una gota de sangre, el corazón apareción del tamaño de un grano de pimienta, los pulmones corroidos, los intestinos putrefactos y gangrenados, tenía un solo testículo negro como el carbón y la cabeza llena de agua".

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